Por Alexandra Márquez
El liderazgo es un fenómeno fundamentalmente
social y ocurre en grupos sociales (inclusive en grupos animales), se tienen
líderes en las manadas de elefantes, osos, lobos, entre otros (Chiavenato,
1981). Aunque la teoría clásica no se
preocupó por el liderazgo y sus implicaciones, Urwick (citado en Chiavenato,
1981) aborda en un primer intento el concepto de liderazgo. Para Urwick el
líder tiene cinco funciones principales: a) personifica y representa a su
organización; b) estimula pensamientos y acciones; c) administra la rutina; d) interpreta
para otros el propósito y el significado del trabajo por realizar y e) debe planear.
Para 1920, Tead estudia los procesos de
influencia del líder sobre los subordinados, define al líder como “un agente
moral y, principalmente, el símbolo de la democracia dentro de la organización
(Chiavenato, 1981, p.141). Posteriormente, con el nacimiento de la teoría de
las relaciones humanas, propuesta inicialmente por Mayo, a partir de la
experiencia de Hawthorne y de los trabajos de Lewin, el concepto de liderazgo
se amplía y asume cierta complejidad. El liderazgo pasa a sustituir a la
autoridad jerárquica formal. Se define como una función de tres aspectos:
·
el líder y sus
características personales: personalidad, estructura del carácter, capacidad de
hacer las cosas, comunicación, etc.;
·
el grupo con sus
características sociales, interrelaciones, sus actitudes, problemas y
necesidades;
·
la situación que
determina el ambiente, donde actúan el líder y el grupo.
Estilos
de liderazgo y su impacto en el desarrollo de la organización
Existen diferentes tipologías acerca de
los estilos de liderazgo. Un líder desempeña varios estilos de acuerdo a los
deberes que debe desempeñar. La literatura señala tres estilos básicos: el
líder autoritario, el líder participativo y el líder liberal.
·
liderazgo autocrático o
autoritario: donde el líder fija los objetivos y
decide los recursos a aplicar, determina las normas y estilo de funcionamiento,
controlando personalmente la realización de cada actividad a través de un
sistema de recompensa y castigos.
·
liderazgo democrático o
participativo: consulta con sus seguidores las acciones
y las decisiones propuestas y promueve la participación. El líder presenta
alternativas de elección y de acción. El grupo escoge aquella que le parece más
adecuada.
·
liderazgo liberal
(Laissez Faire): no suele ejercer ningún tipo de
supervisión y las normas surgen espontáneamente del grupo sin que nadie las
controle, es decir, espera que sus subalternos asuman la responsabilidad por su
propia motivación, guía y control.
Según las investigaciones realizadas por
Shamir, House y Arthur (citados en Pedraja & Rodríguez, 2004), el estilo de
liderazgo influye sobre los subordinados, debido a que el comportamiento del
líder genera mecanismos de motivación que tienen efectos sobre la conducta de
los individuos en la organización. Por otro lado, los estudios de Ogbonna y
Harris (citados en Pedraja & Rodríguez, 2004) demuestran que el desempeño
de la organización se ve influido por la cultura competitiva e innovadora, en
tanto que el tipo de cultura se ve influenciado por el estilo de liderazgo y,
por lo tanto, el estilo de liderazgo, afecta el desempeño de la organización a
través de la cultura.
Desde el enfoque situacional, analiza el
estilo de liderazgo desde la situación real en qué se mueven los distintos
grupos de un colectivo que mutan y exigen un tipo distinto de liderazgo para
cada situación y momento. Según el liderazgo situacional ideado por Hersey y
Blanchard (citados en Álvarez, 2006), ningún tipo de liderazgo es mejor ni peor que otro. Existen diferentes
variables del medio ambiente que afectan al grupo como tal: el clima
organizacional, las relaciones personales dentro del grupo, la motivación y los
intereses de los miembros del grupo, los estímulos socio-económicos que
condicionan el cambio, el tiempo que los miembros del grupo llevan en la
organización, entre otros. Desde el enfoque situacional, el mejor líder sería
aquel que tuviese la sensibilidad y capacidad para percibir las situaciones
cambiantes que le ofrece el grupo y la suficiente versatilidad para adaptarse a
las distintas realidades grupales.
El enfoque de contingencia de Fiedler,
implica que el liderazgo es cualquier proceso en el que la habilidad del líder
para ejercer influencia depende de la situación del grupo en el que el estilo,
la personalidad y el enfoque del líder se ajustan al grupo (Koontz, O´Donnell,
&Weihrich, 1985). Según este enfoque, las personas se convierten en líderes
no sólo debido a los atributos de sus personalidades sino además a los factores
situacionales y a la interacción entre el líder y la situación.
Bolman y Deal (citados en de Avellán &
Márquez, 2008), clasifican los estilos de liderazgo en cuatro: estructural,
recursos humanos, política y simbólica. La primera perspectiva, estructural, se
enfoca en la racionalidad, la eficiencia y el logro de los objetivos concretos.
De acuerdo a esta perspectiva, lo importante en una organización es precisar la
estrategia y la estructura más adecuada al entorno, diseñar mecanismos de
control y coordinación acordes con la estructura y definir las responsabilidades y funciones.La
segunda perspectiva, recursos humanos, se enfoca en prestar atención a las
necesidades y motivaciones de los individuos, y tratar de satisfacer sus
necesidades. Se requiere tener capacidad para escuchar, lograr empatía y saber
delegar responsabilidades a los subordinados. La tercera perspectiva, política,
las organizaciones son fuentes constantes de intereses de grupo, que se
encuentran permanentemente en conflicto. Para esta perspectiva, variables
importantes son el poder, la administración del conflicto y las tensiones
políticas y sociales, es por ello que la competencia central de los líderes se
concentra en la gestión del conflicto,
la negociación y la creación de redes y alianzas políticas (Rivas, 2009; de
Avellán & Márquez, 2008). La cuarta perspectiva, simbólica, la organización
es considerada como un mundo caótico donde lo vital es crear una visión y un
sentido de dirección que le den cohesión al grupo. Se resaltan las habilidades
del líder para inspirar, despertar emoción y entusiasmo, y elevar la
motivación.
En los últimos años han aparecido nuevos
enfoques entorno a la teoría de liderazgo, estas teorías consideran la
contextualización, referido a la capacidad que tiene el líder para inspirar a
otros a fin de que actúen más allá de sus intereses personales e inmediatos (Robbins,
citado en Loaiza & Pirela, 2015).Entre
las teorías contemporáneas se tienen: la teoría del liderazgo carismático, el
transaccional y el transformacional, así como elenfoque de liderazgo resonante
o emocional y el liderazgo coach.
El impulsor del liderazgo carismático fue
Max Weber, quien desde hace más de un siglo definió carisma como “cierta
cualidad de la personalidad de un individuo, por virtud de la cual él o ella
permanecen aparte de la gente común y son tratados como si tuvieran cualidades
supernaturales, súper humanos o al menos con poderes específicos excepcionales”
(Robbins, citado en Loaiza & Pirela, 2015).
Los nuevos enfoques de liderazgo desarrolladas
por Bernard Bass, se centran en el liderazgo transformacional y en el liderazgo
transaccional. Los líderes transaccionales tienden a orientarse a la acción,
mientras que los transformadores se orientan a utilizar un nivel de visión más
elevado.
El enfoque transformacional, cuenta con
cuatro dimensiones, el carisma, la motivación inspiracional, la estimulación
intelectual y la consideración individualizada. El carisma, proporciona visión
y sentido de misión, inspira orgullo, así como respeto y confianza del
seguidor. La motivación inspiracional, saben dar significado al contexto,
dejando claro a sus seguidores la razón de ser de los objetivos para que actúen
en consecuencia. La estimulación intelectual, promueven la innovación y el
aprendizaje continuo de los seguidores. Y la consideración individualizada,
tratan a cada individuo de acuerdo con sus necesidades y capacidades (Leal, 2010).
En el modelo de liderazgo transaccional,
el líder garantiza metas si se consiguen los resultados esperados. Intercambia
premios por esfuerzos realizados por sus empleados, aspecto que tiene mucho
impacto en las personas ya sea por medio de una gratificación o un
reconocimiento, esto motiva a seguir haciendo bien las cosas. El liderazgo
transaccional busca mantener la estabilidad, en lugar de promover el cambio en
una organización mediante intercambios económicos y sociales, con los que se
logran objetivos específicos tanto para los líderes como para los seguidores.
Tiende a ser transitorio, puesto que, una vez realizada la negociación, la
relación entre las partes termina o se redefine.
El liderazgo resonante se sintoniza con
los sentimientos de las personas y los encauza en una dirección emocionalmente
positiva. Una de las características más evidentes del líder resonante es el
optimismo y el entusiasmo que exhiben sus colaboradores (Goleman et al, citados
en Loaiza & Pirela, 2015).
Para que se dé el liderazgo tiene que
existir un conjunto de seres que se comunican de alguna forma, esto se da en plantas,
animales o seres vivos. En los mamíferos superiores, como lobos, leones,
elefantes, el liderazgo se produce por habilidades o destrezas que muestra un
individuo que le permite destacarse con sus semejantes. En el ser humano desde
que se inventó el lenguaje, los procesos comunicacionales se fueron haciendo
cada vez más complejos, y el líder surgía por la capacidad comunicacional que
tenía para despertar emociones, afectos y generar creencias, por lo tanto, para
ejercer liderazgo lo más fundamental es el lenguaje, con el lenguaje creamos
mundos, construimos el futuro y generamos un contexto que estimula la acción.
Si pensamos en la historia y en los grandes líderes fundacionales de nuestra
civilización, se puede observar que el lenguaje fue fundamental, desde
Jesucristo quién estableció un nuevo mundo de creencias, que creó nuevos
afectos y emociones basados en el amor, así son también Buda, Mahoma, hablando
de líderes religiosos, también grandes conquistadores, como Alejandro Magno,
Julio Cesar, Napoleón o Libertadores como Simón Bolívar, San Martín, todos
ellos tuvieron gran poder de comunicación, despertaron afectos y emociones,
tanto que muchos podían dar la vida por ellos.
Los tres pilares fundamentales del
liderazgo son: la capacidad de establecer nuevas creencias o modificar las
existentes, despertar afectos, principalmente de lealtad, y desarrollar
emociones, como alegría, felicidad, optimismo. Todo ello se logra mediante el
lenguaje, el lenguaje tanto verbal, escrito o expresiones. El lenguaje tiene
base lógica estricta y rigurosa, que se supone que para todos los seres humanos
es igual y una base semántica, los significados que se le da a los símbolos. El
líder debe conocer el poder de ambos, porque con ellos se puede modificar las
creencias o establecer nuevas, despertar emociones y afectos.
Referencias
bibliográficas
Álvarez, M. El equipo directivo: Recursos técnicos de gestión. Madrid, España: Editorial Popular.
de Avellán, M., & Márquez, L. (2008). El gerente
venezolano como líder. Debates IESA , XIII (1), 62-66.
Chiavenato, I. (1981). Introducción a la teoría general de la administración. México: McGraw-Hill.
Koontz, H., O`Donnell, C., & Weihrich, H. (1986). Administración.
Mexico: McGraw-Hill.
Soto, E. (2015). Liderazgo en la
empresa privada venezolana del siglo XXI. Revista Venezolana de Análisis
de Coyuntura , 107-127.
Pedraja, L., & Rodríguez, E. (2004). Efectos del
liderazgo sobre la eficacia de las organizaciones públicas. Chile:
Revista Facultad de Ingeniería.
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